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El primer Rally Catalunya de Carlos

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La edición de 1984 del Rally Catalunya fue la del debut del joven Carlos Sainz en la prueba, que por aquél entonces aun no era puntuable para el Mundial, pero en cuya parrilla de salida se encontraban los espectaculares Grupo B del pluricampeón Antonio Zanini (Ferrari 308 GTB), del defensor del título “Genito” Ortiz (Renault 5 Turbo), de Salvador Servià (Opel Manta 400) o de Jaume Pons (Lancia 037 Rallye). Sainz, que hasta entonces había hecho la temporada con un Renault 5 Turbo, disponía en esa ocasión del Opel Manta oficial que hasta entonces había estado en manos de Juan Carlos Oñoro.

 

Y no defraudó. A pesar de su bisoñez, de tener que adaptarse a una montura nueva y de competir contra pilotos de mayor experiencia y conocimiento del terreno, el madrileño terminaría en una notable segunda posición, solo por detrás de Servià, y por delante de “Genito” (que por entonces compaginaba la competición con sus obligaciones como teniente del Ejército de Tierra). Sainz maravilló a propios y extraños en los siempre complicados tramos de La trona, Collsaplana, La roca o La costa dels gats, sentado las bases definitivas de su ascensión al olimpo de los rallyes.

Una carrera meteórica

Sainz (12 de abril de 1962) debutó con dieciocho años recién cumplidos en el Rally Shalymar con un Renault 5 de la familia. En el curso siguiente se apuntó la victoria final en la Copa nacional Seat Panda y el subcampeonato en la Copa Renault Iniciación en circuitos. Las siguientes temporadas fueron testigo de un Sainz que subía las escaleras de dos en dos. Pilotó coches oficiales de Seat, Opel, Ford y Renault y sus vitrinas comenzaron a atiborrase de trofeos. Se proclamó Campeón de España de Rallyes en 1987 y 1988, y del mundo en 1990 y 1992.

 

Lo fue todo en el Mundial de Rallyes

En el mundial de rallyes dejó un legado enorme. En las 14 temporadas completas en las que participó, fue primero, segundo o tercero en once de ellas, se convirtió en el primer no nórdico de la historia en ganar el vertiginoso Mil Lagos finlandés,  y se impuso en pruebas de toda Europa, en Nueva Zelanda, Argentina, Kenya, Indonesia y Turquía. Los mejores equipos se lo rifaban. Sus dotes al volante, tesón, saber estar, combatividad, capacidad de sacrificio y su dominio de la puesta a punto de los vehículos lo llevaron a correr para Ford, Toyota, Lancia, Subaru y Citroën. Cuando decidió parar, en 2005, el Mundial se quedó algo más solo. Tenía 43 años, y después de 25 pilotando por carreteras y caminos de todo el mundo, le tocaba descansar.

 

También en el Dakar

O eso pensó la mayoría. Pero no. Carlos Sainz es un animal competitivo como pocos y no tardó mucho en volver a las carreras, aunque de otra forma. Ya no serían los interminables viajes alrededor del mundo que obligaba el Mundial de Rallyes todos los meses del año. Ya no le apetecía. Así que enfocó sus inquietudes hacia las raids. Al poco de terminar su última carrera en rallyes, anunciaba su fichaje por el equipo Volkswagen para disputar el Dakar 2006. Y ganó con ellos en 2010. Y repitió victoria en 2018, con Peugeot, y en 2020, con Mini. Y sigue. Para la edición de 2022 ya tiene confirmado un asiento oficial en el debut de la prueba de un potentísimo equipo Audi de fábrica, junto a Mattias Ekström y el mito Stéphane Peterhansel. ¿Hasta cuándo? Hasta que se canse de competir, y eso puede quedar lejos aún.