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Fútbol sala. Fútbol en estado puro

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Cinco contra cinco, portero incluido. Las dimensiones del campo de juego no exceden de los 40 metros de longitud por los 20 de anchura. El punto de penalti, a 6 metros de la línea de fondo. Las porterías, de 3 metros de ancho por 2 de alto, como en balonmano. El balón bota poco, casi siempre a ras de suelo. Dos partes de veinte minutos cada una. Las transiciones, de costa a costa, son la norma. No hay tiempo para especular. Ni lugar para defensas toscos, ni centrocampistas aletargados. Prevale la técnica y la rapidez. Tiki taka, tiki taka. Balón al primer toque. Verticalidad en estado puro. Regates en un palmo de terreno. Malabaristas del balón, ballet clásico, control total. Y siempre hay goles, a menudo bastantes. Es fútbol sala, o futsal. Fútbol en estado puro.

 

No tiene las audiencias ni las estratosféricas millonadas que envuelven a su hermano mayor, ese que desayunamos, almorzamos y cenamos cada día. Y eso es algo digno de reflexiones serias. Pero es lo más cercano a la esencia, al fútbol de calle, al de pasillo de casa. No hace falta tener a mano un Wanda Metropolitano, un Camp Nou, o un Santiago Bernabéu. No es necesario recorrer mucho para encontrar un pabellón deportivo o una pista multiusos donde competir o simplemente divertirse.

 

Los inicios

Resulta curioso que no fuera hasta 1930 cuando, en Uruguay, por aquél entonces una superpotencia futbolística mundial, campeona en título, a un tal Juan Carlos Ceriani, de profesión maestro, se le ocurriera crear unas reglas de juego específicas para hacer más accesible el deporte del balompié. Y más curioso resulta aún que a pesar de la popularidad que el nuevo deporte pronto alcanzó en los países sudamericanos, no se estableciera formalmente en el Viejo Continente hasta mucho más tarde, concretamente con la disputa en 1989 de la Copa Mundial en Países Bajos y con la primera edición de la Eurocopa en 1996, jugada en España.

 

España, al más alto nivel

Desde entonces, la selección nacional ha circulado siempre por los altares más altos, tanto a nivel europeo como planetario, acaparando sin complejos siete trofeos continentales y dos mundiales (Guatemala 2000 y China 2004), en hombres, y la Eurocopa de Portugal 2019, en mujeres. De los ocho mundiales disputados hasta ahora, la selección masculina ha ocupado un lugar en el podio en seis de ellos y no parece que tenga la intención de perder ningún protagonismo, a pesar del inesperado tropiezo ante Portugal en Lituania.

 

Javi Rodríguez, uno de los grandes

Un combinado que ha gozado siempre de un plantel de talentos privilegiado, que, junto a unos entrenadores de primerísimo nivel, ha conseguido ser un referente en la breve historia del fútbol sala mundial. Carlos Ortiz, Kike Boned, Luis Amado o Juanjo Angosto han derrochado clase por las canchas del mundo entero. Han sido, son y serán referentes indiscutibles. Como Javi Rodríguez (Santa Coloma de Gramenet, 26 de marzo de 1974), El Mito, tal vez uno de los mejores jugadores de siempre. Su fútbol encandiló como el de pocos y su palmarés impresiona: dos campeonatos del mundo, cuatro Eurocopas, tres copas de la UEFA, cuatro ligas domésticas, dos Copas de España, dos Copas del Rey y una Supercopa de España. Su calidad nunca tuvo nada que envidiar a la de grandes como el ruso Yeromenko o los brasileños Rosa o “Schumacher” Viana. Hoy, después de una dilatada carrera como futbolista en el Playas de Castellón FS y el FC Barcelona, mayormente, y de sus prometedoras experiencias en banquillos de Hungría y Ucrania, dirige el Industrias Santa Coloma en su ciudad natal, desplegando su magisterio único.

EL CONSEJO BASE – SOMOS DEPORTE

Siempre es un buen momento para empezar a hacer deporte. O para seguir practicándolo. Especialmente ahora, después de las vacaciones, con el otoño encima, con autopropuestas de nuevos propósitos para el curso que comienza. Y el fútbol sala es una estupenda opción. Es divertido, fácil i asequible. No entiende de edades, ni de géneros. Cinco contra cinco, una cancha, un buen balón y el equipamiento básico: zapatillas específicas, pantalón (corto o largo, tú decides) y camiseta. Y una buena sudadera. El frío no tardará en llegar. Y, com siempre, sigue los consejos de nuestros expertos. Te lo harán fácil.