En 1336, el poeta italiano Petrarca, fue a la conquista de la cima del Mont Ventoux en los Alpes, dónde sin ser consciente desencadenaría un nuevo deporte: el alpinismo.
Desde ese momento, cada vez había más adeptos a este deporte y poco a poco esta disciplina se fue modificando, desarrollando otros deportes nuevos como por ejemplo el senderismo (gracias al francés Horace Benedict de Saussure que alcanzó la cima del Mont Blanc).
El alpinismo es una actividad que requiere de un gran esfuerzo debido a su gran dificultad. Sin embargo, nos aporta una gran relajación del alma (desconectamos de todo), un afán de superación y un bienestar excepcional.
Cuando en el siglo XX aparecen nuevas herramientas que facilitan más este deporte, los límites se expanden y se desarrollan categorías específicas de competición.
Destacar que en 1953, Edmund Hillary, alcanzó el monte más alto del mundo: ‘El Everest’. Y que en 1954 dos alpinistas, Achille Compagnoni y Lino Lacedelli alcanzaron el K2 en Mongolia.
Sin duda, el alpinismo es un deporte apasionante y extremo. ¿Te atreves a probarlo?