¿Qué pasa cuando tu forma de ganarte la vida se basa en meterte esteroides y matarte en el gimnasio? ¿Y cuando te haces mayor y todo el mundo a tu alrededor parece olvidarte y dejarte de lado? Eso es lo que le sucede a Randy (Mickey Rourke) en esta magistral película sobre wrestling.
La carrera de Randy está en declive: vive en una caravana, necesita un trabajo a tiempo parcial, cada pelea le cuesta más y más, y tiene que hacer un esfuerzo extremo para poder pelear como antes. Todo esto junto acaba provocándole un infarto que casi le cuesta la vida. Los médicos le advierten de que si vuelve a forzarse puede morir.
Randy se enfrenta entonces al mundo real, donde no es famoso, ni nadie le aclama, y las cosas son difíciles. Por un lado, una stripper de la que está empezando a enamorarse, Cassidy (Marisa Tomei), que también se hace mayor y se siente sola, pero siempre está a la defensiva. Por el otro, la hija de la que nunca se preocupó, Stephanie (Evan Rachel Wood), que no quiere ni verle.
Y, por encima de todo, aparece la oportunidad de hacer otro combate más, uno contra el mayor rival que tenía en sus mejores tiempos, uno que podría devolverle la fama y la gloria… ¿qué elegirá Randy?
Una excelente película a la que no podréis dejar de dar un sobresaliente. Si queréis recomendarnos otra que también os guste, los comentarios son vuestros 🙂