La historia de los seres humanos chapoteando en vez de hundiréndose tiene sus inicios en épocas prehistóricas, información que nos ha llegado gracias a las pinturas rupestres que se conservan de la Edad de Piedra, hace muchos miles de años. Y es que saber nadar era una virtud importante para la supervivencia. Pero la natación como deporte no empezó hasta finales del siglo XVIII en Gran Bretaña con la creación de la primera organización de natación, la National Swimming Society, fundada en 1837 en Londres.
El primer campeón nacional (de Gran Bretaña) fue Tom Morris, quien ganó una carrera de una milla en el Támesis en 1869. Evidentemente esto fue a modo de deporte/hobby y no de supervivencia, como en los inicios de la natación.
No obstante, en los Juego Olímpicos de Atenas de 1896 la natación era un deporte de pleno derecho, aunque para las mujeres no fue incluido hasta el 1912. Entre estas dos fechas, se creó la FINA (Federación Internacional de Natación).
Actualmente hay cinco estilos reconocidos de natación: el estilo braza es el más antiguo de todos y se conoce desde el siglo XVII, el crol que fue descubierto por el nadador inglés John Arthur Trudgen, de espalda realizado por primera vez por el estadounidense Harry Hebner, el estilo mariposa puesto a la práctica por Henry Myers.
Como indicamos en nuestro anterior post, enseñar a nadar a los más pequeños, la natación es un deporte muy completo, lo que lo convierte en una actividad muy beneficioso. De modo que la natación no es sólo para tus hijos, también te irá bien para tu salud física.
¿Sueles nadar a menudo?