Seguro que si habéis tenido la oportunidad de ver alguna carrera últimamente, os habréis fijado en que los participantes llevan un chip de color amarillo atado en el tobillo con unas cintas o bien entre los cordones de las zapatillas.
Desde hace un tiempo su uso es obligatorio en competiciones de atletismo, de ciclismo, triatlón, running, patinaje… Es un gadget que, colocado en el tobillo o en el pie, permite un cronometraje exacto e instantáneo de los tiempos del deportista, no solamente en la línea final, sino en cualquier punto de la competición que sea necesario. De esta forma se garantiza la calidad en los resultados de las competiciones. Además, se puede obtener el resultado inmediato sin intervención manual.
Los chips pueden comprarse en las tiendas de deporte, o bien “alquilarse” para usarlos de prestado en las competiciones en las que queráis participar. Sus funciones son principalmente tres: controlar los tiempos de salida de todos los participantes -ya que, como no salen al mismo tiempo el primero que el último, el chip empieza a calcular desde que el corredor cruza la meta, eliminando la desviación,- controla los tiempos de cada uno de manera individual y vigila que se haga todo el recorrido marcado sin que nadie se salte ningún punto.
De modo que, aquí tenéis cuatro rasgos de lo que es el chip amarillo, así que ahora no os extrañaréis si se lo veis a alguien que vaya a competir o si os piden que lo llevéis para participar en alguna carrera.