¿Sabías que el patinaje sobre hielo empezó siendo un medio de transporte? Pues sí. La gente lo utilizaba para atravesar los canales congelados durante el invierno. Evidentemente, no lo hacían con patines como ahora, sino que se ataban a los pies huesos de animales y así se deslizaban.
No fue hasta el siglo XVII cuando el patinaje sobre hielo se convirtió en una especie de ballet sobre hielo. En sus inicios, tuvo especial importancia en Holanda, donde la aristocracia buscaba la elegancia y la perfección. Así es como se empezaron a sincronizar algunos pasos, saltos y otros movimientos.
Por supuesto que la invención de los patines con cuchilla de hierro significó una mejora importante para el patinaje sobre hielo, ya que, como se trataba de algo afilado, penetraba mejor en el hielo y, por tanto, los patinadores se deslizaban mejor.
En el siglo XIX pasaron de las cuchillas de hierro (siglo XV) a las de acero, mucho más ligeras y resistentes, con más curvatura para poder hacer los giros y piruetas con más facilidades. También empezaron a crearse las primeras pistas de hielo artificiales. Incluso, Jackson Haines, un patinador estadounidense, aportó sus conocimientos al patinaje sobre hielo, que hasta entonces había sido demasiado técnico. Se le considera el fundador del patinaje artístico moderno.
El último punto a destacar de la historia del patinaje sobre hielo es el rediseño de los patines en el siglo XX: se añadió una serreta en la punta de las cuchillas. Gracias a esto, se ha podido mejorar en la altura y longitud de los saltos.
Y hasta el día de hoy. ¿Conocías la historia?