Si eres fan de los perros y del deporte, ¿cómo congeniar las dos aficiones y encontrar algo que podáis practicar juntos? Quizá esto te dé algunas ideas:

Cani-cross: es decir, correr con tu perro. No está recomendado si tiene menos de un año. En ciudad tienes que llevarlo siempre atado (mejor a la cintura, poniéndote un cinturón o con un arnés especializado), pero en el campo puedes soltarlo si lo ves prudente. Enséñale que no es un juego: párale cuando intente morderte o enredarse en tus piernas. Cuando pille el ritmo se divertirá un montón.

Bicicleta: otra opción estupenda, pero cuidado. Aquí los juegos del perro pueden desequilibrarte y provocarte alguna que otra caída. Acostumbrándole pronto se solucionará el problema. En ciudad también conviene atarlo con un arnés especial, pero ten en cuenta que un frenazo del perro repercutirá en la bici. Además, para un perro de raza grande 30 km pueden ser un soplo, pero mantener tu ritmo en vez del suyo le cansará de más, así que vigila la velocidad. En unas cuantas sesiones será él quien tire de ti.

Patinar: como bicicleta, con la ventaja de que puedes manejarte mejor y hasta dejar que te arrastre si te apetece jugar con él. Al igual que en el punto anterior, debes regular la velocidad para no cansarle demasiado (¡tú vas sobre ruedas, pero él a pata!).

Senderismo: perfecto para compartir con tu perro, sobre todo teniendo en cuenta que él acabará haciendo diez veces más camino que tú (como mínimo). Eso sí, elige senderos anchos donde podáis caminar los dos y procura tener a mano una correa para atarlo por si aparece un rebaño o algún animal salvaje.

Cuando acabes la sesión deportiva dale agua abundante y, si puedes permitírtelo, mójale. Como los perros no sudan, es una buena forma de ayudarle a rebajar la temperatura corporal. Otra opción es planear una ruta en la que pases por fuentes donde pueda beber para que no le dé un golpe de calor.