Mucha gente considera correr sin música aburrido, pero no todo el mundo sabe que según las canciones que elijamos varía nuestro ritmo y nuestra respiración.
Si eliges las canciones correctas, adaptadas a tu ritmo, puedes mejorar el rendimiento en un 15%. Hoy te enseñamos cómo elegir canciones adecuadas.
Lo primero es programar cuánto tiempo estarás corriendo. Cuando lo decidas, divide ese tiempo en varias fases.
La primera fase, correspondiente al calentamiento y el arranque, suele ser algo más suave. Asegúrate de meter canciones como Island in the Sun o Give it to me, nada demasiado tranquilo o te dormirás. Lo ideal es un crescendo, más o menos progresivo según cuánto tiempo necesites antes de empezar en serio.
Luego vendrían canciones más rápidas, y preferiblemente de ritmo muy marcado, sin grandes cambios, para que el cuerpo se adapte mejor. Unos buenos ejemplos son Move Along o Poker Face. Ten cuidado de no meter canciones demasiado rápidas, a no ser que quieras hacer sprints. Si es lo que quieres, vigila que sean canciones muy cortas para no forzarte.
A partir de aquí, va a gusto de cada uno y según la sesión que tengas planeada. Puede ser que prefieras combinar canciones rápidas y lentas para ir variando el ritmo, o que prefieras empezar con canciones rápidas para acelerar, luego mantenerte y no bajar hasta el final. Lo que sí es común a todas las listas es que los últimos minutos de la sesión deben incluir canciones más suaves, que ayuden a reducir poco a poco hasta detenerte. Por ejemplo, Sewn o Mercy.
Hay páginas muy buenas, como Nike Sport Music Media, que incluyen listas ya diseñadas por corredores profesionales y tutoriales para crearte la tuya propia en función de tu estilo. También puedes comprar una lista entera en iTunes, sin cortes entre canciones. Echa un vistazo, experimenta y ¡a correr!