Comienzan las clases y, tal vez, lo que más les cuesta a los pequeños es volver a los horarios para irse a la cama. ¿Sabías que un niño a partir de los 5 años y hasta los 12 debería dormir 10 horas como mínimo?
Todos los padres han sufrido, en algún momento, las consecuencias de que su hijo no haya dormido lo suficiente. Esto se traduce en que van más cansados para realizar sus tareas y les cuesta concentrarse, se distraen, afecta a su capacidad de retención, tienen el carácter irritable, se les eleva el estrés, tienen pesadillas, etc. Y si el cansancio es prolongado puede afectar incluso al crecimiento.
Por eso te dejamos unas pautas que pueden ayudar a volver a crear el hábito de dormir después de las vacaciones:
Volver a crear la rutina para ir a dormir, es una de las armas que tienen los padres a su favor. Un baño, leer un cuento, siempre la misma rutina para establecer una pauta.
También se ha de tener en cuenta las actividades de la tarde. Por ejemplo si van a entrenar es conveniente después del entreno ayudarles a relajarse para que no esté tan activado al irse a dormir.
Evitar alimentos que contengan mucho azúcar o cafeína antes o durante la cena.
Tomar una cena equilibrada. Cenar mucho no es beneficioso, pero tampoco lo es cenar poco porque el niño se puede despertar por hambre aunque no sepa lo que le pasa.
Utilizar la cama solo para dormir, no hacer los deberes en ella, ni jugar, ni ver la tele, para que relacione la cama con descanso y relax.
Establecer horarios. Levantarse y acostarse siempre a la misma hora le ayudará a crear una pauta del sueño.
Hablar con ellos de lo que han hecho durante el día para asegurarnos de que no hay ningún problema, duda o miedo que les preocupe y les impida conciliar el sueño.
Para completar estos consejos una buena dosis de paciencia y buen humor hasta que ellos encuentren de nuevo su ritmo diario.