Los tres miembros del equipo Base-Giordana en la Titan Desert 2010 han tenido que enfrentarse a condiciones más duras de las previstas: golpes de calor, etapas maratón en las que no disponían de asistencia, imposibilidad de ponerse en contacto para hacer la crónica… un sinfín de obstáculos que sólo hicieron que atravesar la meta fuera aún más gratificante.
La segunda y la tercera jornada fueron duras, pero nada comparada con la cuarta, la más dura de la carrera: desde Boulmane-Dades hasta Toundout, 135 km de subidas, bajadas y caminos empinados que se perdían en el horizonte. Cuidando de guardar el equilibrio, tuvieron que dosificar las pausas para comer y beber. Pero lo peor estaba por llegar: los últimos kilómetros hasta la meta transcurrían por un oued (cauce de río, en árabe) que aún llevaba algo de agua que les forzó a ir a pie y tirar de pura voluntad para conseguir llegar.
Sólo quedaba la quinta, casi toda en cuesta abajo y un regalo comparada con el día anterior: una etapa muy esperada, por el cansancio acumulado y por las ganas de sentirse conquistador de una de las pruebas más duras del panorama ciclista. El equipo Base-Giordana echó toda la carne en el asador y gastó todas sus energías en llegar hasta el arco que les indicaba que habían superado el reto de la Titan Desert 2010.
Los tres valientes del equipo Base-Giordana consiguieron no sólo acabar la carrera, sino acabarla bien: quedaron hacia la mitad superior de la clasificación, y Juanjo de los Ángeles logró colarse en los 50 primeros en la última etapa, acabando 89º en la general. Atrás quedaron los problemas físicos y los dolores, vencidos por las ganas y el espíritu de superación. La deportividad y el esfuerzo han vencido al desierto en una aventura que los tres recordarán toda su vida.