Sepak Takraw, que se pronuncia [se ‘pak ta ‘kro], es un deporte con origen asiático, que goza de gran popularidad sobre todo en Tailandia, Camboya, Malasia, Laos e Indonesia. Viene a ser como una mezcla entre vóley y fútbol, parecida al futvóley, una variante del vóley de la que ya hablamos. Pero hay diferencias sustanciales: por ejemplo, la pelota en Sepak Takraw es más pequeña, aumentando la dificultad.
Es un deporte que lleva practicándose desde hace siglos, aunque sea poco conocido en el mundo occidental. En sus inicios, solo los niños y los hombres jugaban al Sepak Takraw: lo hacían en un círculo y pateando la pelota que estaba hecha de caña de la India. La versión moderna de este deporte empezó en 1800, cuando el Sepak Takraw empezó a tener unas normas. En esa época se introdujo la red y se dejó de jugar en círculo. Fue el único cambio importante junto al del balón: ya no es de caña, sino de fibra sintética.
El Sepak Takraw consiste en el enfrentamiento de dos equipos de tres jugadores cada uno. Uno de ellos está en la parte trasera del área y los otros dos en la delantera. Las reglas del juego son muy parecidas a las del vóley, pero con algunas diferencias importantes: no se pueden usar las manos, todos los jugadores han de tocar la pelota antes de que pase al campo contrario, las posiciones no se rotan y se cuenta punto cuando la pelota pasa al otro campo aunque roce con la red.
Hoy en día este deporte tan poco conocido está regulado por la ISTAF (Federación Internacional de Sepak Takraw) que, además, es la organización que procura convertir el Sepak Takraw en un deporte olímpico. Seguro que algún día lo consigue, pues deportes más raros hemos conocido que sí lo han conseguido.
¿Te animarías a probarlo?