Los días antes del Mundial, los jugadores están nerviosos. No es para menos: durante un mes, los ojos del mundo entero están puestos en ellos.
Ha habido muchas causas de tensión, empezando por la polémica en torno al Jabulani. Los delanteros lo consideran un buen balón, mientras que los porteros lo acusan de impredecible y temen que les marquen muchos más goles. Esto rompería la tendencia: hasta ahora, los goles han ido disminuyendo en los mundiales, pasando de un promedio de 2,71 por partido en 1994 hasta 2,30 en 2006.
Pero lo que más preocupa ahora mismo son las lesiones: los partidos de preparación, tradicionalmente pensados para que tanto jugadores como afición calienten motores, se han convertido en un peligro para unos futbolistas muy desgastados físicamente por los partidos jugados con sus respectivos clubes.
De momento, Inglaterra es la más perjudicada. Líos de faldas, lesiones en el talón de Aquiles y una torsión de ligamentos le han quitado cuatro capitanes, uno tras otro. Alemania tampoco está en una buena situación: varios de sus mejores jugadores estaban lesionados y se quedaron fuera de la selección, como pasó en Francia. También hay muchos (por ejemplo, en la selección brasileña o italiana) que, sin estar lesionados, corren un gran riesgo de quedar fuera de la competición si se fuerzan mucho.
De momento, la selección española está esquivando la plaga de lesiones, contando de momento sólo con el problema de Fernando Torres y la lesión menor de Iniesta. Además, nos ha ido muy bien en el amistoso contra Polonia, pero no hay que confiarse.
¿Creéis que habrá más contratiempos?