Marta Sanjuan, nuestra enfermera, nos explica que la vigorexia es un trastorno de comportamiento, en el cual una persona constantemente se preocupa por parecer demasiado pequeña y débil, esto les hace trabajar su cuerpo de manera obsesiva para modificar su imagen. Aquellos con vigorexia sufren el problema opuesto de alguien con necesidad de tratamiento de la anorexia, consiguen aumentar su volumen.
También es conocida como disorexia incluyendo dismorfia muscular y anorexia inversa. Las personas con este trastorno no son débiles o sub desarrollados, en absoluto, por lo general tienen gran masa muscular y una imagen falsa de sí mismos.
Este trastorno, que se relaciona con el trastorno obsesivo compulsivo, es más común en los hombres que en las mujeres (también hay casos, pero menores). Y afecta a numerosos ámbitos de la vida, que van desde las relaciones personales a la salud física y emocional.
Uno de los principales síntomas de la vigorexia es un programa duro entrenamiento que se centra en el levantamiento de pesas, con el objetivo de agrandar los músculos, que pueden llegar a las 6 horas diarias.
Los pacientes entrenan con dolor y lesiones, abandonan el trabajo y las obligaciones familiares para entrenar, y se obsesionan cuando no están en el gimnasio, se pasan la vida en él. Estas personas también tienden a ser muy cuidadosas con sus dietas, ya que quieren desarrollar sus cuerpos lo más rápidamente posible, y ellos también quieren eliminar la grasa corporal, el objetivo es tener un cuerpo delgado, muy musculoso y voluptuoso. Esto les lleva a soportar unas dietas inadecuadas, ricas en proteínas poniendo en juego su salud y automedicarse, con laxantes, diuréticos, esteroides y anabolizantes.
Mirarse al espejo constantemente también es común, aunque, muchos pacientes son muy tímidos. Al igual que los pacientes de anorexia, que ven sus cuerpos como imperfectos, y por lo tanto no quieren exponerse al juicio de los demás. Algunos vigoréxicos también consumen drogas para estimular el desarrollo muscular, y pueden desarrollar desórdenes alimenticios como la bulimia, en un intento de controlar su dieta. Muchos de ellos también se saltan las comidas con familiares y amigos, porque quieren tener un control total sobre lo que comen.
Hay algunos factores posibles de riesgo que contribuyen a la vigorexia: la intimidación y burlas durante el período escolar, el perfeccionismo, familias desestructuradas, la tensión severa, el enfoque estético y la influencia negativa de la cultura de masas que promueve un canon estético determinado.
Suelen ser personas tímidas, inseguras, introvertidas y con baja autoestima.
Se les recomienda la atención psicológica a largo plazo. El apoyo de amigos y miembros de la familia es fundamental. Es recomendable diagnostícalo lo antes posible para poder atajarlo mejor y evitar las complicaciones, puede tener unas consecuencias muy autodestructivas, con la pérdida de salud muy importantes (afectación hepática, renales, retención de líquidos, aumento del colesterol etc.).
En algunos gimnasios existen asociaciones para este tipo de personas que hacen grupos de ayuda, lo difícil es admitir que se tiene este problema.
Hay que practicar deporte sin obsesionarse y de una forma que resulte saludable para nosotros y no entrañe riesgos para nuestra salud.