Parece interminable el debate acerca de los arbitrajes en los partidos de fútbol: No se termina de digerir un mal trabajo por parte del colegiado en algún partido, que ya vuelve aparecer el debate sobre la actuación de otro árbitro en un encuentro polémico.
Esta vez el motivo que ha hecho saltar la alarma ha sido el último partido de liga antes de acabar el 2010, disputado en el Bernabéu, entre el Madrid y el Sevilla. En este encuentro había numerosos factores que anunciaban que no sería ni un encuentro fácil ni tranquilo. Por un lado, el Sevilla acudió con complejos, tras llevar cuatro partidos consecutivos perdiendo y sin tres de sus mejores jugadores: Navas, Kanouté y Perotti. Por el otro, la ausencia de Xabi Alonso en el Real Madrid era un duro trago por el que tenía que pasar el conjunto blanco.
Por último, el árbitro Clos Gómez no tuvo su mejor noche, aunque tampoco puede asegurarse que sus decisiones determinaran el partido. No expulsó a Carvalho cuando agarró por detrás a Negredo, no pitó el penalti después de que Cáceres agarrara a Granero, se equivocó en numerosas ocasiones al marcar fuera de juego y al sacar, de forma descompensada, tarjetas amarillas.
Hasta tal punto se ha llevado al extremo su supuesta mala labor que Mourinho salió en la rueda de prensa posterior con un papel con los trece errores del colegiado. Pero ¿se critica a los árbitros desde el sesgo del sujeto que opina o realmente se hace desde la objetividad? ¿Es que los árbitros no son personas y como tales pueden equivocarse?
Se supone que sí tienen ese derecho, pero los aficionados, futbolistas y expertos en fútbol no les pasan ni una en función de sus intereses o de cuánto favorecen las decisiones a sus equipos. Y no hay que olvidar que el sentimiento futbolístico es muy visceral.
Pero, probablemente, si la FIFA no hubiera prohibido el uso de las tecnologías en el arbitraje, a raíz de los dos fallos más polémicos durante el Mundia de Sudáfrica, (Alemania e Inglaterra, por un lado, y Argentina y México, por el otro), estos debates podrían evitarse. Además, no sería extraño ni descabellado que se tomaran estas medidas en el fútbol, pues otros deportes como el tenis y el básquet disfrutan de esas herramientas para evitar en la mayor medida los errores arbitrales.
Y tú, ¿estás a favor de las repeticiones de las jugadas polémicas, o crees que lo que el árbitro decide se queda?