Volar siempre ha sido uno de nuestros sueños, por eso no es de extrañar que viajemos en avión o nos lancemos al vacío con un paracaídas.

En la edad antigua ya existía el mito de Ícaro que era un hombre alado que volaba por el cielo y que murió como consecuencia de acercarse demasiado al sol. Afortunadamente, en la actualidad la tecnología nos ha ayudado a sentir la sensación de volar por nuestros propios medios pero nos ha costado un gran esfuerzo.

El primer hombre que inventó el paracaídas fue Leonardo da Vinci (inventor) en el siglo XV que inspirado por el vuelo de los pájaros diseño un paracaídas de forma triangular.

En 1616 Fausto Veranzio publicó un libro en el que se ve a un hombre saltando con un paracaídas rectangular y 4 arneses.

Pero no fue hasta 1914 que el paracaidismo dio un nuevo paso con el primer salto libre deportivo,  aunque este deporte no tuvo el éxito esperado hasta los años 50 cuando algunos deportistas franceses empezar a realizar saltos por hobby.

El primer campeonato que se organizó de salto en paracaídas fue en el año 1951 en Yugoslavia, aumentando constantemente el número de aficionados a este.

Hoy en día, los límites se han dejado de la lado y se innova sin descanso para acercarnos a una sensación más real como por ejemplo el wingsuit (que te permite volar) o deportistas como Felix Baumgartner que fue el primero en pasar la barrera del sonido saltando a más de 36km de altura.