El reto de la superación siempre está presente en el deporte. No lo podemos evadir, y cuando entrenamos o practicamos alguna actividad, este reto nos acompaña. Plantearnos retos es algo imprescindible en el deporte.

Ser peregrinos del Camino de Santiago es sin duda algo valiente y arriesgado, pero que comporta una inversión en tiempo y energías que repercute en nuestra estabilidad emocional. El Camino de Santiago recompone nuestro cuerpo y nuestra mente a través del esfuerzo, la perseverancia y la conexión con el entorno.

Romper con nuestra rutina ya es un gran desafío. Hacerlo para poder recorrer el Camino de Santiago tiene un doble mérito: contribuir en nuestra salud y sentirnos mejor.
Para poder hacer el Camino de Santiago es evidente que hace falta estar bien equipado. Al igual que en el senderismo o el trekking, el Camino de Santiago es una ruta por paisajes espléndidos que transmiten esa sensación de paz y esfuerzo.

Aparte de cierta preparación física, convertirse en peregrino implica preparar un material específico para recorrer grandes rutas. Botas, ropa, mochila, abrigos, linternas, accesorios… un sinfín de objetos que pueden ser muy útiles.

Al hacer el Camino de Santiago encontraremos diferentes sitios e indicaciones para seguir. Las orientaciones son muy de agradecer para no preocuparse en perderse y centrarse más en la actividad. Además encontraremos múltiples sitios donde fichar e incluso donde descansar, aunque quizás el papeleo resulte aún más agotador.

Tanto si lo hacemos solos como en buena compañía, el Camino es un gran reto para tomarlo en serio y lanzarse a una aventura que aporta algo más que entrenamiento físico.