Hoy hace un año que Iniesta hizo realidad el sueño de todos los españoles: ser campeones del mundo. El 11 de julio del 2010, en el minuto 116 de la prórroga de la final del Mundial de Sudáfrica entre España y Holanda, el de Fuentealvilla cambió la historia de la Roja. Aunque, estrictamente hablando, España hizo historia antes de ganar el Mundial. Su historia empezó después del pase de cuartos ante Paraguay, fase en la que siempre quedaba eliminada. Ganando el Mundial, lo que hizo fue superar la historia, cumplir un sueño.
A pesar de que las cosas no empezaron muy bien para el equipo de Del Bosque, ya que en el primer partido ante Suiza perdieron, demostraron ser el mejor equipo del mundo en todo momento, algo que hizo que, al final, tuvieran su recompensa. Y no solo porque el oráculo del Mundial, el pulpo Paul, predijo lo que iba a ocurrir incluso en contra de su selección (Alemania, contra la que se enfrentó en la semifinal), sino porque en el campo se demostró la técnica y el estilo infalible de la Roja.
No todas las selecciones pueden presumir de la deportividad de los de Del Bosque, pues seguro que está en la memoria de todos la patada del holandés De Jong a Xabi Alonso. Este tipo de acciones entre otras, son las que hace necesario poner en un pedestal el trabajo del árbitro de esa final, el inglés Webb, no por su brillantez (que también) en el campo, sino por la dificultad de arbitrar un partido de estas características.
Lo que realmente es inexplicable es el sentimiento de un país volcado a un equipo de fútbol y la ilusión de ver como el capitán de la selección levantaba la tan deseada copa del Mundo. Y seguro que todos recordamos el triunfo del amor entre Sara Carbonero e Iker Casillas, que quedó sellado con ese beso.
Y tú, ¿qué hacías hace un año?