Todos sabemos la importancia que tiene el entrenamiento para sentirnos bien y conseguir lograr nuestros objetivos. No obstante, no hay que pasar por alto la fase de recuperación ya que constituye un eje fundamental y es de suma importancia para una rápida recuperación de la energía.
Cuando concluyas tu sesión de deporte conviene que realices ejercicio de baja intensidad. Es decir, procura que el ritmo cardiaco vaya reduciéndose poco a poco y, sobretodo, no pares de entrenar de golpe. Con esto ayudarás al músculo a nutrirlo para que se recupere.
También tienes que tener presente que uno de los pilares fundamentales para que te cueste lo menos posible recuperar fuerzas son los estiramientos. Al estirar los músculos conseguirás que el riego sanguíneo de la zona fluya logrando que reduzcas la tensión producida por un entrenamiento intenso. Es muy importante que los realices tanto al empezar como al concluir tu sesión.
Con tal de ayudar a recuperar el riego sanguíneo y relajar los músculos sería muy positivo que, si te apetece o puedes, realices pequeños masajes en las zonas que hayas trabajado ese día.
Por último pero no menos importante, cuida tu alimentación. Aportar al organismo hidratos de carbono así como frutas y verduras es esencial para un correcto proceso de recuperación y regeneración. Una vez hayas realizado todo lo anterior sólo te quedará una cosa: Descansar.
¡Mucho ánimo!