Como sabrás y como en numerosas ocasiones hemos comentado, hacer deporte es buenísimo para el cuerpo. Así que, si estás embarazada, puedes seguir practicando deporte porque esto influirá positivamente en el parto y en tu estado de salud tanto físico como mental. Hacer ejercicio mejora la tensión arterial y la condición cardiovascular y muscular, favorece la corrección postural y evita, cómo no, el sobrepeso. Las mujeres espartanas, por ejemplo, no dejaban de entrenar por estar embarazadas, porque pensaban que así salían bebés más fuertes. Y algo de razón tenían…
No obstante, hay que tener muy en cuenta que una embarazada tiene sus limitaciones, ya que realizar sobreesfuerzos físicos durante la gestación puede repercutir de manera negativa al feto. Además, las embarazadas tienen más probabilidades de lesionarse. Es decir, practicar ejercicio, sí, porque aporta autoconfianza y muchos otros beneficios, pero con moderación.
Para que aporte ventajas reales a las embarazadas, tienen que ser de manera regular y hacer los estiramientos correspondientes antes y después del ejercicio. La marcha, la natación y el ciclismo son los deportes más recomendables, así como pasear entre 20 y 30 minutos al día. Esto ayudará a que los embarazos y el periodo de dilatación sean más cortos, y reducirá el sufrimiento fetal y la incidencia de partos quirúrgicos. Vamos, bien hecho no sólo hace que estés bien durante el embarazo, ¡sino que ayuda al parto y al bebé!
Eso sí, tanto si estás embarazada como si no lo estás, los milagros no existen. Con esto queremos decir que aquellas mujeres que antes del parto ya eran deportistas tendrán más posibilidades de gozar de los beneficios de practicar ejercicio que las que eran más sedentarias. Aunque con esto no significa que no haya que hacer deporte durante el embarazo.
Te animamos a que practiques deporte siempre, pero si estás embarazada pon cuidado extra 🙂