Si buscas un modo de ejercitar todo tu cuerpo pero sin cansarte como si estuvieras corriendo, jugando al tenis o haciendo pesas en el gimnasio, el pilates es tu deporte ideal. Es un método muy intenso pero que se realiza en un ambiente diferente al habitual a una clase de spinning, por ejemplo, ya que esta suele ser con la música alta y un profesor dando indicaciones a gritos. En cambio, en una clase de pilates, el ambiente es relajado y la música suave, lo que permite una buena comunicación entre el profesor y el alumno.

El alemán Joseph Hubertus Pilates fue quien ideó este método, que se inspira en otras disciplinas y especialidades, como la gimnasia, la traumatología y el yoga. De esta forma en un mismo ejercicio se combina dinamismo y fuerza muscular con el control de la mente y la respiración para conseguir un estado relajado y equilibrado.

A través de la práctica de pilates, no vas a conseguir combatir la celulitis ni a moldear tu cuerpo hasta hacerlo esbelto, pues este no es su propósito. No obstante, Pilates si sirve para oxigenar los músculos y para que las personas tomen consciencia de sus articulaciones. De modo que sus beneficios son mayores que los que aportan los deportes aeróbicos, centrados en quemar grasa y calorías. Así fue como el propio J. H. Pilates superó sus problemas de salud y ayudó a que en los más débiles de los campos de concentración, donde él estuvo interno, tuvieran más fuerza y resistencia.

Si quieres seguir quemando grasa, sigue practicando running, bicicleta, natación o ¡lo que quieras! Pero desde base: te recomendamos que lo combines con el Método Pilates si quieres reforzar tu musculatura y, de paso, tu mente. 🙂