Esquiar, aunque parezca un deporte muy moderno, es una de las prácticas más antiguas. Nació como medio de transporte para poder deslizarse por la nieve hace miles de años. La primera referencia histórica del esquí se remonta al año 3000 a.C. en un grabado de piedra de la isla Radöy, Noruega, en el que aparece la imagen de un cazador con esquís.
Así es, los cazadores se desplazaban sobre unas tablas para deslizarse más rápidamente por la nieve y alcanzar mejor sus presas. No obstante, no fue hasta el año 500 d.C. que se encontró el primer testimonio escrito, realizado por el historiador bizantino Procpius, que relataba las carreras en la nieve que hacían los habitantes de los pueblos del Norte.
Poco a poco esta habilidad de deslizarse por la nieve -en principio con una finalidad práctica- fue cogiendo la forma y la consideración de deporte. Empezaron a perfeccionarse las técnicas y nacieron las competiciones, de las que hoy en día podemos disfrutar e incluso tomar parte.
Los primeros Juegos Olímpicos que incluyeron el esquí fueron los de 1924 y a partir de 1931 se empezaron a celebrar los Campeonatos del Mundo de Esquí, el primero de ellos en Argentina.
En España, este deporte empezó a practicarse durante la primera década del siglo XX. Aunque los esquiadores eran pocos, fue teniendo cada vez más aceptación y en los años 30 ya se podían observar algunos aficionados esquiando en montañas como la Molina o Nuria, tan populares en la actualidad. Y, en 1941, el esquí español logró un hito importante: fundar la Federación Española de Esquí (FEDE), lo que supuso un crecimiento notable.
Más de 100 millones de personas en el mundo practican esquí. Esta cifra indica que, aunque quizás no es un deporte mayoritario, tiene bastantes seguidores. ¿Te gustaría ser uno de ellos? Nunca es tarde para hacer los primeros pasos en los esquís y sufrir alguna caída de las que te ayudan a aprender. Aprovecha que todavía queda invierno y ¡anímate!