Ya hemos hablado más de una vez de la importancia del vestuario en cualquier equipo. Aunque los partidos duren 90 minutos, el fútbol va mucho más allá de lo que se ve en el terreno de juego.
Para que las plantillas funcionen y se entiendan son muy importantes los lazos que estrechan los jugadores. Los entrenamientos, la confianza entre compañeros y la solidaridad juegan un papel enorme para el juego de un equipo.
Cuando al entrar al terreno de juego, un equipo lleva puesta una con camiseta de solidaridad a un compañero lesionado, es más que un detalle superficial. La trama de compañerismo que se construye en los vestuarios y que los entrenadores fomentan permite al colectivo unirse para superar sus retos.
En el campo vemos juego en equipo, jugadas y pases estratégicos ensayados para que un jugador u otro las culmine. Si la confianza es imprescindible para posiciones como la de portero, los delanteros mantienen una relación muy estrecha con la confianza.
Un delantero vive de sus goles. Sus actuaciones se juzgarán a través de los tantos que haga. En demasiadas ocasiones pasan desapercibidos los sacrificios y movimientos que los delanteros hacen y que no tienen porqué acabar siempre en gol.
La presión hacia un delantero y la obsesión por el gol pueden afectar mucho, pero es entonces cuando vemos como el equipo se solidariza con su compañero, le cede los penaltis, las faltas, y le pasan todos los balones para que finalice la jugada.
El delantero puede romper una mala racha, aunque el apoyo permanece más allá de una jugada o una estadística.