Cuando aprendemos a nadar solemos tener miedo al agua. Este miedo proviene de la inseguridad que nos crea el hecho de estar en otro medio desconocido y que nos provoca un acelerón en nuestra respiración y sensación de ahogo.
A los niños, hay que ponerlos en contacto con el agua desde pequeños. Ya en su etapa de bebé es recomendable llevarlos a la piscina para que chapoteen y se diviertan con el agua.
Es importante hacerlo por etapas para que poco a poco le pierdan ese miedo. En la primera fase hay que realizar ejercicios de flotación para que el niño descubra este medio y se acostumbre sintiéndose cómodo. El siguiente paso, serían los ejercicios de respiración para que el niño aprenda a llenar la boca de aire sin beber ni ahogarse y, finalmente, los ejercicios prácticos para aprender un estilo de natación (la braza es el más común).
La natación es un deporte básico per muy completo que ayudará al desarrollo de vuestros hijos.