Mucha gente se apunta al running no para ganar en resistencia, técnica o velocidad, sino para perder kilos. Si este es tu caso presta mucha atención a lo que te vamos a contar, porque seguro que te ayuda a alcanzar tu objetivo para este verano.
El running no es un deporte milagroso que según corres vas bajando barriga, pero sí uno de los más eficaces. Eso sí, siempre que vaya acompañado de una alimentación equilibrada (que no necesariamente es dieta). Esto significa que hay que hacer cinco comidas al día. La más importante y potente de ellas es el desayuno, como era de esperar. A media mañana y a media tarde una pieza de fruta o un yogurt es lo más recomendable para hacer pasar el gusanillo del hambre de forma sana. A mediodía lo mejor es comer hidratos, como pasta o arroz, porque así pueden quemarse a lo largo de toda la tarde. La cena, aunque ligera, no debe ser nunca un tentempié, es decir, tiene que ser un primer y un segundo plato, compuestos de verdura y pescado o carne.
Hasta aquí, fácil, seguro que lo habrás escuchado alguna vez. Pero hay que ponerlo en práctica, igual que también hay que armarse de valor y salir a la calle para entrenar. Para perder kilos, lo más recomendable es salir a correr cuatro veces por semana, dejando un día de descanso entre sesiones.
Para que tus sesiones de running sean eficaces, es decir, para evitar que tu cuerpo se acostumbre al ritmo que has decidido coger, es bueno combinar dos tipos de entrenamientos: rodajes lentos de no más de una hora durante dos días y otros dos con un ritmo más alto. O también puedes intercalar ritmos en un mismo entrenamiento: correr tres minutos de forma normal y 30 segundos más intensamente.
Son consejos muy básicos pero seguro que te sirven para perder unos cuantos kilos. ¿Te animas a empezar ya?