Como ya os explicamos, en verano con el calor baja el rendimiento. Pero el monte está tranquilo, el día limpio y hay tiempo libre para correr, así que no hay por qué renunciar a ello. Sólo tienes que tener en cuenta unas pocas cosas antes de empezar para evitar problemas y ¡a comerte la carretera!

1.- Haz estiramientos específicos antes de salir a correr, durante unos 10 o 15 minutos. Y hazlos con ganas, no como “algo que te tienes que quitar de encima”. La revista Runner’s World sugiere en su web varios ejemplos, aunque los más recomendables para antes de correr son los que trabajan los músculos de la pelvis y los muslos.

2.- Calienta. Siempre. Si no calientas, te arriesgas a todo un abanico de lesiones, desde calambres hasta torceduras. Lo bueno es que en verano salimos a correr más tarde, con los músculos más preparados, y hay que dedicarle menos tiempo que en invierno: unos diez minutos de trote pueden ser suficientes.

3.- Olvídate de hacer ejercicio muy intenso si no estás acostumbrado. Aunque te encante correr y tengas mucha experiencia, si hace tiempo que no practicas tu cuerpo se resentirá. Empieza poco a poco y espérate a correr tres o cuatro veces por semana antes de intentar recorridos muy largos. En caso de cualquier molestia, para enseguida.

4.- Diversifica: intenta hacer entrenamiento cruzado. Practica otros deportes, como bicicleta o natación, que permitan que tu sistema musculoesquelético se ponga a tono con tu capacidad cardiopulmonar. También puedes probar diferentes rutas con diferentes terrenos.

5.- Escoge un buen calzado. Aprovecha si vas a la playa y mira la huella de tu pie en la arena húmeda. Fíjate si el arco se marca bien, si apoyas todos los dedos…con esa información, ve a una tienda especializada. Allí te dirán si necesitas zapatillas que te den estabilidad, amortiguación o flexibilidad, y eso ayudará a mejorar tu rendimiento.

6.- Atento a la ropa: debe transpirar, y la gorra es obligatoria si vas por el sol. No caigas en la tentación de no ponerte calcetines para evitar el calor: absorben el sudor evitando rozaduras. Y recuerda ponerte crema protectora en las zonas de la piel que quedan expuestas, o parecerás un cangrejo que corre.

7.- Hidrátate. Lleva siempre bebida, mejor si es isotónica para evitar el riesgo de hiponatremia o exceso de agua (habitual después de haber estado corriendo sin reponer sales minerales).

8.- Prepara algo para reponer fuerzas. Lo ideal es algo rico en proteínas, por ejemplo un yogur natural o un vaso de leche fría. Sí, es difícil llevarte eso a correr, así que puedes optar por un smoothie hecho con leche o, si lo demás falla, algo de fruta.

9.- No pares de golpe. Trota un poco más, y luego sigue caminando a paso rápido un rato. Tu corazón debe bajar el ritmo suavemente, así como los músculos y los pulmones. Después, vuelve a estirar.

…y el décimo que no es un consejo, es una recomendación: corre con amigos, prueba a entrenar en la orilla, aprovecha las rutas con paisajes bonitos o llévate música que te guste en el mp3. Disfruta del ejercicio, que el verano lo pide 😉

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